Es la pregunta que se hacen muchos cristianos y no cristianos. Aún entre católicos practicantes llega el momento que esta pregunta llega a la mente. En resumen podemos decir que María fue y es una mujer sencilla y humilde de Nazaret. Una mujer que, aunque con estas cualidades, supo con valentía llevar su santo hogar. Una mujer con determinación ante lo que creía que era justo y necesario. El mejor ejemplo de esto lo podemos apreciar en las Bodas de Caná (Jn. 2, 1 - 12).
La Virgen María es la madre de Jesús y la esposa de José el carpintero de Nazaret. María ama la sencillez y la humildad al grado de pedirle a su Esposo el Espíritu Santo que la esconda y la oculte, pues para ella no había anhelo más grande que ocultarse a los hombres para que se descubriera a Dios en Jesús. Dios la preservó libre de pecado desde el momento de su concepción, así de escondida tenía Dios a la Predilecta y que más adelante se convertiría en el Vaso Espiritual donde toda la Gloría de un Dios-Trino se vertería al encontrarla digna de tal honor. Fue ella quien hizo partícipe a la Iglesia Primitiva los secretos de la concepción de Jesús, durante la espera el día de Pentecostés.
Virgen debía ser aquella que, desde el comienzo, fue elegida por Dios para recibir a su propio Hijo en un acto de fe perfecta; la llamada Puerta del Cielo en quien nadie puede entrar sino solo Dios y por el mismo Dios, abrir y cerrar sus puertas. María había entendido el mensaje de la Anunciación y sabía decirse así misma que Jesús era el Hijo de Dios, y no que, ella era la Madre de Dios “como si dejara acrecentar una soberbia que nunca la contaminó”, es decir; como si Dios fuera a Obrar por ella la salvación, eso le correspondería al Fruto Bendito de Su Vientre, a Jesús.
Un Angel, Gabriel, fue enviado por Dios a la ciudad de Nazaret y comunica a María cual es el plan de Dios para con su vida: Alégrate... es el llamado gozoso que los profetas hacen a la “hija de Sión” es decir a los “anawim” o pobres del Señor o sea esa comunidad de humildes que se mantenían a la espera del Salvador. … iAlégrense!
Llena de gracia... la palabra usada en los evangelios significa en forma más precisa: la amada y favorecida. Otros habían sido favorecidos y amados; pero aquí lo vemos como nombres propios de la Virgen María. Su llamamiento era único, inigualable, otros habían sido favorecidos y amados para otras cosas pero, aquí es para que toda la Gracia de Dios sea derramada al mundo a través de Ella. Y de la misma forma todo el mundo tome el mismo camino para llegar a Dios.
María es llena de gracia, pues siendo escogida por Dios de antemano, también el Espíritu Santo la cubre con Su sombra. Jesús nació de ella, así como Él nació del Padre, es decir; salido del Padre, también es salido de María.
María quedo conmovida al oír estas palabras... no se habla de miedo como en el caso de Zacarías (Lc. 1, 12) Una vez que el espíritu de María despertó, era constante la presencia de Dios, Por ende, la decisión de María, fue una decisión sin titubeos.
Concebirás en tu seno... Dios Padre entregó a su Hijo Unigénito solamente a través de María. Por más suspiro que hayan exhalado los patriarcas, por más ruegos que hayan elevado los profetas y santos de la antigua alianza para obtener dicho tesoro, solo María fue encontrada digna. Dios Hijo se hizo hombre para nuestra salvación pero sólo en María y por María. Y le puso por nombre Jesús, que significa Salvador. Dios Espíritu Santo formó al Hijo de Dios pero, sólo después de pedirle su consentimiento a la favorecida por medio de uno de sus servidores, el Arcángel Gabriel.
Yo soy la sierva del Señor, hágase en mí (FIAT) como has dicho... esta fue la marca o sello indeleble que quedo grabada en todo el ser de María para siempre. No es mucho lo que nos narra la Biblia sobre María. Esto es sin duda una huella de ese constante hacer y realizar la voluntad de Dios desde el silencio.
La Iglesia desde sus comienzos ha reconocido que María ocupa un lugar único en la obra de salvación. Al lado de Cristo el nuevo Adán, como nos dice San Pablo (Rm. 5, 4) (1Cor 15, 45) María es la verdadera madre de los hombres, que se contrapone a la Eva pecadora. Por eso la Iglesia reconoce en María como esa nueva Eva que intercede por nosotros como lo hizo un día en las Bodas de Cana. Aquí también podríamos hablar de la solicitud de María porque todos seamos atendidos por nuestro Señor Jesús, Su intercesión. Hoy nos sigue diciendo “Hagan lo que El les diga” solo nos toca discernir como hemos de responder a esa llamada.
El mensaje del ángel no dejó a María aislada de su medio ambiente. La vida tenía que continuar su paso, de día a día. María llega ante su prima Isabel a compartir su alegría y su secreto. María sabría cumplir con sus tareas de madre y esposa. El cuidado de su familia sería sin duda un asunto muy serio, sólo imaginémonos que en su familia vive el Hijo de Dios. El sello del compromiso con Dios había de reflejarse en todos los aspectos de su vida.
El cántico de María, expresó ayer, expresa hoy y expresará mañana los sentimientos profundos del alma al mantener una actitud orante. Hay un tiempo para la verdad, para descubrir en Dios nuestras responsabilidades. Hay un tiempo para implorar a Dios y servirle. Al final comprenderemos que todo es gracia de Dios, de ese Dios que busca lo que es pobre y marginado para el mundo, para colmarlo exaltarlo.
En la cruz de Cristo contemplamos a María tan fiel como lo fue en el pesebre de Belén. Aún en el dolor podemos notar la devoción y fidelidad en María hacia su amado Hijo. Ella ya había sido advertida por el anciano Simeón de que una espada atravesaría su alma y también le había dicho que “este niño será causa de caída pero, también de resurrección de muchos” Lc.2, 34-35. Así que a pesar del sufrimiento que a cualquier persona tal vez a llevaría al desmoronamiento total, María lo soporta más allá del estoicismo. Es desde la cruz que el mismo Jesús nos deja a María como madre. Y al igual que Juan un día la recibió en su casa, nos toca a los cristianos también recibirla en nuestra casa. Yo la recibo en mi casa o sea en mi corazón cuando asumo la fidelidad incondicional a Dios, cuando… Cuando cumplo la voluntad de Dios, recibo a María en mi casa porque se cumple en mí su exhortación de la Boda de Cana …“hagan lo que Él les diga”.
Virgen María, Madre del Salvador... Ruega e intercede por nosotros.
Virgen María, Madre de Dios... Ruega e intercede por nosotros.
Virgen María, Madre de la Iglesia... Ruega e intercede por nosotros.
Reina de los corazones... Danos un corazón semejante al tuyo