9 dic 2010

María, Madre de la Iglesia


La Virgen Maria fue proclamada "Madre la Iglesia" en el Concilio Vaticano II
el 21 de noviembre de 1964, declaracion hecha por el Papa Pablo VI

Algunos rasgos sobre la figura de María

Jesús nació según la carne, y sus primeros días trascurrieron entre persecuciones y fugas. Fue María, su Madre, la que lo cuidó y defendió. Nació la Iglesia en medio de una tempestad, y de nuevo fue María quien la defendió, la consoló y la fortaleció.

Los primeros cristianos no la denominaron María, porque era muy común el nombre de María: María la de Cleofás, María la de Santiago, María Magdalena… los discípulos la llamaron la Madre de Jesús, así lo expresa el Evangelio. O simplemente “La Madre” a secas.

María nunca fue una mujer pasiva o alienada. Cuestiono al Angel cuando le hizo la propuesta de ser la Madre de Dios. Por su iniciativa atraviesa las montañas para ayudar a su prima santa Isabel. En la gruta de Belén ella se defendió sola para el complicado y difícil momento de dar a luz. Cuando se perdió el niño en Jerusalén no se quedó cruzado de brazos, sino que regresó y removió ciclo y tierra buscándolo. En las Bodas de Caná se dio cuenta que les faltaba el vino y ella tomó la iniciativa, sin molestar a nadie, y consiguió la solución.

Es fácil imaginar qué haría una mujer así, de semejante personalidad, en las circunstancias delicadas de la Iglesia naciente. Todos sabían dónde vivía la Madre: en casa de Juan. ¿No sería ella la que convocaba, animaba y mantenía en oración al grupo de los comprometidos con Jesús?. ¿No sería ella la consejera, la consoladora, la animadora, en una palabra, el alma de aquella Iglesia que nacía entre persecuciones?. Conociendo lo que dice el Evangelio de ella y deduciendo su personalidad, podemos responder afirmativamente a todas estas preguntas.