17 dic 2010

Feliz Navidad 2010 - significado

Nacimiento, en la Parroquia Nstra. Sra. del Refugio de Pecadores, dic-2010


Significado de la Navidad:

Esta celebracion tiene un doble significado: Recordar el inicio de la redención con el Nacimiento del Salvador, el misterio central de nuestra fe es la Resurrección de Cristo. 


Acoger ahora al Señor,
que quiere nacer en el corazón del hombre.

La fiesta de Navidad invita a reflexionar sobre el amor de Dios que viene a los hombres. El Cristo que tomó parte en la historia de los hombres, hace dos mil años, vive y continúa su misión salvadora dentro de la misma historia humana. Navidad es un acontecimiento Divino y humano.

La Navidad enriquece la visión del plan salvador de Dios y lo hace más sensibiliza mas nuestros corazones hacia el Dios amoroso. El ambiente que se vive en estos días, es festivo y lleno de esperanza y alegría.

La Navidad es la fiesta más celebrada por los hombres. Hasta los ateos se detienen y celebran, a su manera, este acontecimiento de salvación. Es el recuerdo más universal y más acogido que el mundo tiene de Jesucristo. Pero, además de ser un recuerdo, la fiesta de Navidad es una acción salvadora para el hombre actual.

Es el Dios inmenso y eterno que desciende a tomar la condición humana e irrumpe en el tiempo del hombre para que éste pueda alcanzarlo.

Nadie, aunque quiera, puede permanecer al margen de este misterio. El mundo entero acepta el acontecimiento del nacimiento del Señor, como la fecha central de la historia de la humanidad: antes de Cristo, o después de Cristo, es la referencia de toda la historia humana que conocemos.

16 dic 2010

la Biblia - Tercer Retrato: María se reúne en oración con los amigos


Pentecostes, ole sobre tabla, autor Juan de Roelas
museo Nacional de Escultura, Valladolid, España

Los Tres Retratos que la Biblia nos conservo De la Madre de Dios


¿De dónde tomaba María la fuerza para ser siempre de Dios y del pueblo?

Hay dos pasajes en la Biblia que dan respuestas a esta pregunta:


PRIMER PASAJE

La Biblia nos dice que María, después de subir Jesús al cielo, se quedó con los apóstoles y permaneció con ellos nueve días en oración, hasta el día del Pentecostés. Aquí está el secreto de su fuerza: ¡en oración! Ella estuvo en oración nueve días seguidos con aquellos hombres miedosos. El efecto de la oración fue la venida del Espíritu Santo que los transformó en hombres valientes y fuertes. Perdieron el miedo. Ya no se asustaban por las amenazas ni con las prisiones y las torturas.

María hizo lo que Jesús recomendaba: “pues si ustedes, malos como son, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿Cuánto más nuestro Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?. Gracias a la ovación de María, hecha junto con los apóstoles, el Espíritu Santo descendió con aquella abundancia y fundó la iglesia en el día de Pentecostés.

SEGUNDO PASAJE

El otro pasaje es el mismo cántico de la Virgen María. En este cántico hay varias frases de salmos del Antiguo Testamento. De tanto rezar los salmos, María los sabía de corazón y llegaba a usarlos para expresar su propia gratitud a Dios. Por su oración constante, atraía los dones del Espíritu Santo, no solamente sobre sí misma, sino también sobre el pueblo. El Espíritu Santo hizo nacer no sólo a la iglesia, sino también al mismo Jesús. Los dones del Espíritu Santo son: prudencia y sabiduría, consejo y valentía, conocimiento y respeto del Señor. María poseía estos dones en alto grado, como fruto de su oración. Por la oración, estaba unida a Dios y al Pueblo.

Estos tres retratos que la Biblia nos conserva de la Madre de Dios nos dan una idea de aquella joven que recibió la visita del ángel Gabriel y que, hasta hoy, es aclamada y venerada por todo el pueblo.

la Biblia - Segundo Retrato: María era del pueblo

Visita de la Virgen Maria a su prima Isabel
Los Tres Retratos que la Biblia nos conservo De la Madre de Dios


Atenta y preocupada por los otros

La amplia acogida de la Palabra de Dios en la vida de María no hizo de ella una persona etérea, desligada de las cosas de la vida y del pueblo. Al contrario, hizo de ella una persona muy atenta y preocupada por los problemas de los otros. Por ejemplo, cuando María acepto la palabra de Dios trasmitida por el ángel, su primer pensamiento no fue para sí misma, sino para su prima Isabel. El ángel le había informado que Isabel, señora ya de cierta edad, estaba embarazada por primera vez.

Isabel necesitaba ayuda. María no lo dudó y se marcho para Judea, a más de 120 kilómetros de Nazareth, veinte leguas. Hizo solamente el viaje para poder ayudar a su prima en los tres últimos meses de embarazo. Y en aquel tiempo no había tren ni autobús.

Un trabajador de Acre, al leer este trozo del Evangelio decía: “siempre que voy visitar a mi madre llego a casa diciendo que voy a estar poco tiempo, que tengo prisa. Veo a mi madre en sus tareas de casa; cuando va a buscar y recoger leña, a la pobre le cuesta mucho trabajo y apenas consigue la que necesita. La próxima vez que vaya a verla a casa, voy a hacer como la Virgen María, y me voy a quedar más tiempo con mi madre para ayudarla”.

En otra ocasión María fue invitada a una fiesta de bodas en Caná. Jesús también estaba allí. En las fiestas de boda, en aquel tiempo se comía y se bebía mucho, a discreción. Llegó el momento en que María se dio cuenta de que les estaba faltando vino. Y no solo notó la falta de vino, sino que hizo lo posible para conseguirles más vino, y hablo con Jesús: “Estos no tienen mas vino”. Y así fue como María consiguió que Jesús hiciera su primer milagro a favor de una familia pobre, para que no quedaran en ridículo ante los invitados a su fiesta.

En vez de permanecer pensando solo en sí misma y en su salvación, la Palabra de Dios hizo que María saliera de sí misma y se olvidara de sus problemas para poder pensar en los problemas de los otros y ayudarlos.

No abandona a los amigos en la hora de la necesidad

Aunque María no siempre entendía todo lo que Jesús hablaba y hacia, siempre lo apoyo. Y por eso tuvo problemas con sus parientes. ¿Quién es el que no los tiene?. Perdido el juicio. Querían traerlo y recogerlo en su casa. Y consiguieron que María lo buscara para decírselo.

Pero Jesús no hizo casa e hizo saber El. Sólo Dios tenía autoridad, y lo importante era hacer su voluntad. En otra ocasión, los parientes querían que Jesús fuera un poco más atrevido y que fuera hasta Jerusalén, la capital para adquirir más fama.

En el fondo, los parientes no querían a Jesús. Eran oportunistas. Sólo querían aprovecharse de su primo famoso. Es lo que Jesús dijo: “Los enemigos del hombre serán sus propios familiares”. Esto es lo que estaba pasando con el mismo, dentro de su familia. María debe haber sufrido mucho con esto.

Pero cuando, al final, cogieron preso a Jesús como un malhechor y lo condenaron como un hereje, los parientes se callaron todos y no hubo ninguno que diera la cara, a no ser algunas mujeres. Pero María siguió fiel. No huyó ni tuvo miedo. Hasta los apóstoles, menos Juan, huyeron todos. Ella no. Se quedó con Jesús y lo apoyaba. Fue con El hasta el calvario y allí estuvo firme, asistiendo a su agonía. Era parte de su misión, asumida delante del ángel: “Soy la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”.

Las autoridades condenaron a Jesús como anti-Dios y anti-Pueblo (enemigo de Dios y del Pueblo). A María no le importo. Fue la única persona de la familia que no lo abandonó. No abandona a las personas en la hora de la necesidad, de la prueba, del dolor. Va con ellas hasta el fin.

Lo mismo hizo con los apóstoles. Aunque todos huyeron, ella no los abandono. Estuvo con ellos perseverando en la oración, durante nueve días, para que la fuerza de Dios les ayudara a superar el miedo que los inmovilizaba y los hacía huir. 

Era del pueblo por decisión propia y por condición de vida

Todo, esto demuestra que María no solamente era de Dios sino también del Pueblo de Dios.

¿Qué significaba para ella ser del Pueblo de Dios?

Para María esto significaba ser del Pueblo pobre y vivir sus problemas.

María era del Pueblo pobre, no como quién descienda de lo alto del trono para dar una pequeña ayuda o limosna a los pobres necesitados, allí abajo. Era del pueblo por que vivía la misma vida de todos. No era rica, ni poderosa. Para los pobres como ella, no había lugar en los hoteles y sólo tenía el abrigo de los animales, las grutas y los barrancos.
Pero existen pobres que, a pesar de ser pobres, están al lado de los ricos y de los poderosos, y desprecian a sus compañeros pobres. María no era así. El cántico hecho por Ella en casa de Isabel demuestra muy bien de qué lado escogía vivir. En el lado de los humildes, de los que pasan hambre, de los que temen a Dios.

Todo esto puede chocar a los ricos y a los poderosos a quienes también les agrada ir detrás de la Santísima Virgen María con devoción y fervor, como también lo hace el pueblo humilde. Pero esta es la verdad. Si no se convencen, que lean y reflexionen en el evangelio el cantico de María.

Finalmente, María era del pueblo, porque llevaba en si la misma esperanza de todos, la misma fe y el mismo amor.

Todo lo pasado, desde Abraham, corría por sus venas y la hacía actuar.


15 dic 2010

la Biblia - Primer Retrato: Maria era de Dios

Los Tres Retratos que la Biblia nos conservo De la Madre de Dios

Oír, creer y vivir la palabra de Dios

Durante la visita a Isabel. María mostró su gratitud a Dios, haciendo un cantico que aún hoy cantamos: “El Señor ha hecho en mi maravillas, su Nombre es Santo” Ahora bien, este cántico todo entero está hecho con frases escogidas de la Biblia. Sólo una persona que conoce la Biblia y la guarda en su corazón es capaz de hacer semejante cántico.

Esto demuestra que María conocía muy bien la Biblia. Meditaba la palabra de Dios. leyéndola en casa, o participando de las reuniones con el pueblo. Conocía la historia de Abraham del Exodo, la Ley de Moisés, las promesas de los profetas, los salmos de David. Estaba de acuerdo con el plan de Dios descrito en la Biblia.

Y no era sólo eso. No sólo oía y meditaba la palabra de Dios, sino también procuraba vivirla, para así ayudar en la realización del plan de Dios. Es lo que demuestra en lo del ángel. Cuando el ángel Gabriel le presento la palabra de Dios. María no tuvo duda. Acepto y se puso a disposición de Dios: “Yo soy la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra”. O sea “Que esta Palabra de Dios se realice en mi”. Por eso precisamente la elogio Isabel: “María, dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el señor se cumplirá”.

La palabra de Dios en la Biblia y en la vida

Y aquí debemos notar lo que sigue: Aquella palabra de Dios que el ángel llevó a María no estaba escrita en la Biblia, sino que era un hecho nuevo que estaba aconteciendo en aquel mismo momento, para María, Dios hablaba no solo por la Biblia, sino también por los hechos de vida. Ella fue capaz de reconocer la Palabra de Dios escrita en la Biblia. La meditación de la Palabra escrita purifica los ojos y hace descubrir la palabra viva de Dios en la vida “Felices los que tienen su mirada limpia por que verán a Dios”, decía Jesús unos 30 años mas tarde. Es en esta atención constante a la palabra de Dios en la Biblia y en la vida donde está la causa de la grandeza de María. En una ocasión cuando Jesús estaba echando un sermón al pueblo, una mujer no pudo contenerse más elogió a su madre: “Dichoso el vientre que te llevo y los pechos que te criaron”. Pero Jesús no estaba muy de acuerdo, e hizo otro elogio a su madre: “Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen”.

La causa de la grandeza de María no estaba en el hecho de que era la Madre de Jesús, de haberlo llevado en su seno nueve meses y haberlo alimentado con su pecho. Eso era la consecuencia. La causa estaba en el hecho de que escucho la Palabra de Dios y la puso en práctica. Porque fue obediente a la Palabra de Dios, dijo al ángel: “Hágase en mi según tu palabra”. Y en ese momento comenzó a ser la madre de Dios. Y todavía conviene recordar que Jesús no dijo: “dichosos los que leen la Biblia y la ponen en práctica”. Sino que dijo: “felices los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica”. La Palabra de Dios no está solamente en la Biblia. Se revela tanto en la Biblia como en la vida.

A pesar del sufrimiento

Nadie debe pensar que todo fue fácil para la Virgen María. En su firme voluntad de oír y practicar la palabra de Dios, encontraba no sólo su felicidad y su paz, sino también la fuente de su sufrimiento. Muchas de las cosas que Dios exigía de ella, no las llegaba a entender plenamente. Procuraba entenderlo pero no siempre lo conseguía. Así, ante la palabra de Dios algunas veces se quedaba con miedo. El ángel tuvo que decirle: “no tengas miedo, María” otras veces se quedaba admirada, por ejemplo, cuando el anciano Simeón dijo que Jesús era la luz de las naciones. Ella tenía que haberse quedado muy preocupada, cuando el mismo Simeón le dijo: “Una espada de dolor atravesara tu corazón”. Se quedo sin entender también la invitación del ángel para ser la madre de Jesús. Y no entendió las palabras que Jesús le dijo. Después que ella lo busco durante tres días y lo encontró en el templo en medio de los doctores.

María debe haber sufrido horriblemente cuando, por causa de su fidelidad a palabra de Dios, provocó aquella duda de San José. La Biblia dice que María lo escuchaba todo y lo guardaba en su corazón. Se quedaba recordando, rumiando y meditando las cosas grandes y pequeñas de la Biblia y de la vida. No lo sabía todo. No lo entendía. Había mucha oscuridad ¡La luz se hacía en el camino!

Un resumen de la vida de María

La palabra de Dios tenía puerta abierta en la vida de María, y en ella no encontraba ningún obstáculo. Encontraba un corazón abierto y una voluntad dispuesta, que decía: “Yo soy la esclava del Señor. Hágase en mi tu palabra”. O sea “Estoy aquí, a las órdenes de Dios. Estas palabras son como un resumen de la vida de María. Por todo esto, ya no se pertenecía más a si misma. Pertenecía a Dios. Era de Dios totalmente. “El Señor está contigo”, decía el ángel.

Dios no era para María sólo una idea bonita, sino alguien sin el cual ella ya no podía vivir, se amarro a Dios y se llamaba su empleada o sierva. Dios tomo posesión de la vida de María y ésta dejó que El tomase posesión suya. No puso ninguna resistencia, nunca, ni siquiera un poco.

Como Abraham, el padre del pueblo al que ella pertenecía, así para María no fue fácil aceptar y vivir la palabra de Dios en su vida. Fue motivo de mucho sufrimiento y duda, de mucha tristeza y obscuridad. Pero permaneció firme su padre Abraham. Tal padre, tal hija.

Temple sobre tabla, obra de Benozzo Gozzoli  1450.
Pinacoteca Vaticana 
Desde la Concepción hasta la Asunción

La iglesia enseña que Dios cuido de la vida de María desde su primer momento hasta su ultimo fin, desde el momento en que ella fue concebida hasta el momento en que ella fue elevada al cielo. Esto es, desde su Inmaculada Concepción hasta su Asunción a los cielos.

Estas dos verdaderas enseñadas por la Iglesia son la confirmación de lo que la Biblia enseña abiertamente la palabra: la palabra de Dios influyó en María desde el principio de su vida. Ella era de Dios total y radicalmente. Nunca hubo en ella algo que fuera contrario a Dios. Dios reinaba en María. En ella el reino de Dios era ya un hecho. Aquel pecado de Adán por el cual el hombre se separó de Dios nunca tuvo lugar en María.

Todo esto nosotros lo celebramos todos los años en dos grandes fiestas: la fiesta de a Inmaculada Concepción (8 de diciembre) y la fiesta de la Asunción (15 de agosto).